lunes, 11 de abril de 2011

"Un peculiar pediatra"



El abuelo viene a visitarnos cada domingo.

No ha faltado ninguno desde que tengo memoria.

Pocos minutos después de terminar la comida, mientras mamá y yo recogemos la mesa, papá fuma en su pipa mientras comenta las noticias del diario, y Olga juega con Marta, su muñeca de trapo favorita, sentada en la alfombra a sus pies.

Suena el timbre, todos sabemos quién es, pero ella, siempre pega un salto y se dirige corriendo a la puerta a recibir al abuelo con un fuerte abrazo.

Pero esta vez se ha quedado allí, sentada, no se ha puesto en pie y mira triste a su muñeca.

El abuelo es el típico anciano de pelo cano, cara redonda y gafas esféricas de montura metálica que te cruzas por la calle y en el que no reparas lo más mínimo, pero eso es porque no le conoces.

Toda su vida la ha dedicado a los niños, como él suele decir, es “un peculiar pediatra”.

El abuelo no ha estudiado medicina, ni ninguna de sus ramas, de echo el abuelo no ha estudiado nada, pero ha conseguido hacer sonreír a montones de niños a lo largo de su vida, el abuelo fabricaba juguetes.

Traía al mundo locomotoras eléctricas, barcos de vapor y preciosas muñecas de mejillas sonrosadas, consiguiendo con ellos una sonrisa en el rostro de cada niño, y como él siempre dice, “no hay medicina que cure mejor que una buena sonrisa”.

El abuelo ha entrado en el salón y se ha sentado en la misma butaca de siempre, desde la cual le cuenta algunas historietas improvisadas a Olga, que se sienta en el suelo y le observa maravillada con su elocuencia.

Pero esta vez Olga ha permanecido en la alfombra, próxima a los pies de papá y continuaba mirando tristemente a su muñeca.

-¿Olga no vas a venir a saludar a tu abuelo?- ha preguntado este desde la butaca.

- Hoy no puedo abuelo- ha contestado ella muy seria.

-¿y que hay tan importante que te impida saludarme?-

- Pues es que…Marta está malita- ha contestado al borde de las lágrimas.

- ¡Oh, vaya por dios! ¿Y qué es lo que le sucede?- ha preguntado el abuelo seriamente.

- Pues… ha sido todo un accidente-

- ¿Un accidente?-

Olga se puso a llorar y el abuelo continúo preguntando.

-¿Qué tipo de accidente? ¿Por qué no se lo cuentas a tu abuelo?-

-Pues esta mañana cuando nos hemos levantado, se le ha quedado el brazo enganchado en las sabanas, ¡es que es muy perezosa y quería seguir durmiendo! Yo he tirado un poco para ver si conseguía despertarla y…..se le ha roto el brazo-

-Bueno, creo que eso tiene fácil solución, o es que acaso no recuerdas que tu abuelo es “un peculiar pediatra”- Entonces me ha mirado, y guiñándome un ojo añadió- Cristina, ¿por qué no me traes el maletín de las operaciones?

Así que abrí uno de los cajones del mueble del salón y saqué el costurero para dárselo al abuelo.

-Muy bien, comencemos- a dicho él.

Sacó hilo y enhebró la aguja, y poco a poco fue cosiendo el brazo de Marta, mientras Olga se tapaba los ojos con las manos para no ver nada.

-Ya está, creo que hemos terminado la operación, todo ha salido correctamente- añadió a los pocos minutos.

Olga se destapó los ojos y allí estaba Marta como nueva, sonriendo desde los brazos del abuelo. Se puso en pie y corriendo se lanzó a sus brazos.

-¡Gracias abuelo eres el mejor doctor del mundo!-

Todos reímos, el abuelo me miró y me guiñó de nuevo un ojo, y es que Olga tenía razón, el abuelo era el mejor “peculiar pediatra” del mundo.

3 comentarios:

  1. Ya lo sabes, pero mereces que te lo diga igualmente; eres una buena narradora, siempre has sido sensible y tierna, y si alguna vez tengo hijos, les leere tus historias... porque son estupendas. ;)
    tengo que preguntartelo, ¿la foto vino antes o despues de escribirlo?

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  2. es que el caso de N.R. es particular porque, ademas de ser icono de una época, permanece en la memoria aun cuando no sabes que está ahi; uno puede evocar lo que ha visto en una de sus ilustraciones y pensar que lo ha visto en el cine, lo ha leido o aun mejor; lo ha visto, lo ha tocado, lo ha sentido... y a veces lo maravilloso puede ser que dandote solo una sensacion concreta un dibujo suyo, puedas inventar la historia que "hay" detras. a mi me pasa con Leyendeker.

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  3. Ah! es verdad!! Perdona; importa en un sentido sentimental. el lector se hará esa pregunta, y tu dejaras que la incertidumbre le lleve a sentirse mas implicado en lo que escribes... algo asi como un "marketing" emocional de autor jajaja

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