miércoles, 9 de febrero de 2011


Cuenta una leyenda, que el cielo estaba gobernado por el rey sol.

Todos le adoraban. Las nubes le abrigaban y ocultaban cuando hacia frio, tejían un trono algodonado para sostenerle cuando se encontraba cansado, y lloraban cuando él no salía. Las plantas florecían cuando se encontraba brillando en lo alto, y las familias, los amantes y los ancianos y niños, salían a pasear y a disfrutar del calor que gracias a poder emanaba.

Pero tras un día agotador todos tenemos que descansar y cuando el rey sol desaparecía por el horizonte llegaba la noche.

Las nubes apenas se veían, las plantas callaban y guardaban sus flores hasta la nueva llegada del sol, las familias, los amantes, los ancianos y niños, ya no estaban en las calles, sino en sus casas, y nadie había caído en la presencia de alguien, que desde lo alto, les miraba.

La luna estaba triste, pues a pesar de intentarlo, no podía calentar a la gente, ni iluminar la bóveda celeste, su poder era mucho más pequeño que el del rey Sol, apenas un halo brillante.

Noche tras noche, la luna esperaba a que alguien mirara arriba y cayera en la cuenta, de que ella velaba sus sueños.

Pasaron siglos, pero ella seguía igual de sola cada noche, observando desde arriba como cada persona, desde su cama, soñaba.

Una noche, desde lo más alto se dio cuenta, alguien la miraba.

Una pequeña niña, sentada en su cama, la estaba observando a través del cristal. Su nombre era Ana.

Luna había velado muchos de sus sueños, pero está noche, no dormía, esta noche, no soñaba.

Ana tenía los ojos fijos en Luna y de repente, sin que luna esperara nada comenzó a cantar:
¡Ay! lunita regordita,
Que la espuma de tu luz
Bañe mis noches.
Luna lunera cascabelera.

Y cuenta la leyenda que Luna se sintió tan alagada que, gracias a Ana, nunca más se sintió sola, pues sabía que alguien se había fijado en su pequeño resplandor, y desde entonces continúa vigilando nuestros sueños desde el nocturno y oscuro firmamento.

2 comentarios:

  1. me gussta sofi! y el anterior me ENCANTA! superoriginal... creo que si no fuera por estas cosas pensaría en células todo el día...
    sigue así! :)

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  2. es encantador! un destello de ilusión en la infancia; bien pudiera leerle este cuento a mis futuros hijos antes de acostarse, y estoy seguro de que también a ellos les maravillaría... tienes que escribir mas cuentos! y si me permites, te recomiendo que leas alguno de Maupassant o de Daudet. ;)

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