miércoles, 26 de enero de 2011

Sueños

Los sueños son una vía de escape de nuestro subconsciente. Son esa manera que tenemos de desahogarnos sin necesidad de hablar de nuestros miedos, deseos, placeres e ilusiones.

En la mayoría de las ocasiones, además, no podemos recordarlos y de ese modo no podremos atormentar a los demás, ni a nosotros mismos.

Pero ¿Qué pasa con esos sueños que no son reflejo de nuestro subconsciente?, ¿Qué pasa con esos sueños no cumplidos que tenemos en nuestra cabeza?

Cuando somos niños los vamos guardando en pequeños compartimentos de nuestro cerebro y de repente un día ¡Puf! Ahí están y recordamos aquellas cosas que siempre hemos querido hacer y nunca hicimos, recordamos que estamos lejos de ser lo que queríamos ser, y lo que aún da más miedo, que hay cosas que aún estamos a tiempo de conseguir pero sabemos que nunca conseguiremos.


A medida que vamos creciendo los adultos nos enseñan cómo actuar, que hacer, que decir, y nos empujan a dejar atrás “todos esos pájaros que tenemos en la cabeza”, nos obligan a dejarlos volar, y nos enfadamos, pero con el tiempo terminamos por olvidar aquello que tanto deseamos, y cuando nos queremos dar cuenta somos uno de esos adultos, que no solo está obligando a alguien a que deje atrás sus sueños, sino que cae en la cuenta, de que también ha olvidado los suyos.

Y cuando por fin consiguemos recordarlos, da miedo, porque todavía seguimos deseándolos, pero hay que tener los pies en el suelo, ya no somos niños para pensar en esas cosas, tenemos deberes, responsabilidades, y volvemos a guardarlos en el compartimento del que salieron, con la esperanza de que una noche, nuestro subconsciente nos permita volver a ser aquello que tanto queremos ser y no somos.

lunes, 24 de enero de 2011


He vuelto a sentir nostalgia. Nostalgia de esos años que quisimos que pasaran rápido y ahora que los hemos dejado atrás solo pensamos en volver a vivirlos.

Por que somos inconformistas, debe de estar en la naturaleza humana, siempre querer aquello que no tenemos y no darnos cuenta hasta que es tarde de que lo que si que tenemos es el mejor regalo.

Quedaron atrás esas tardes, sin anda que hacer, ni nada nuevo que contarnos, aquellos pitillos a escondidas en el baño con los que descubrimos el placer de la nicotina, esas clases de las que estábamos deseando que nos echaran, ese uniforme, que tanto odiamos y ahora… ¿no pagarías por volver a vivirlo?
Sentarme a vuestro lado, fumar pitillos a medias, despertarte y no tener que pensar que me pondré hoy.

Pues lo que decía al fin y al cabo, extrañar esas cosas que en su momento tanto deseamos que pasarán.

Y eso me hace reflexionar, ¿nos está pasando lo mismo ahora?

Deseamos terminar los exámenes y ¿los añoraremos?

Deseamos encontrar a alguien especial con el que compartir nuestros días y ¿desearemos la libertad cuando lo hayamos encontrado?

Deseamos terminar la carrera, comenzar a trabajar y ¿recordaremos la vida universitaria deseando volver atrás para quedarnos para siempre en ella?

Definitivamente, he vuelto a sentir nostalgia.